El consenso imposible

Un ejemplar de la Constitución Española de 1978.

Javier Pérez

Lo sabemos todos: cada cierto número de años, o quizás de bostezos, surge en España la idea de reformar la Constitución. Los más jóvenes piensan que es una novedad y se lo toman con entusiasmo, mientras el resto asiente con rostro irónico. Y ya.

El caso es que, de una manera u otra, en unas circunstancias u otras, libremente o bajo presión fantasmagórica, la Constitución actual obtuvo una mayoría aplastante entre la gente a la que se le preguntó, y por ello es firme mientras no se alcance un consenso para cambiar su texto.

Y ahí es donde viene el problema y donde se monta siempre el jaleo, porque el buenrollismo actual cree, de algún modo, que negociar y dialogar son verbos intransitivos, que basta con negociar y dialogar para que todo se arregle, sin necesidad de determinar QUÉ hay que dialogar y QUÉ hay que negociar. Por eso, a la hora de la verdad, las partes en conflicto se sientan, se miran, se encabronan y se levantan, por ese orden casi siempre aunque hay variantes, pero sin llegar a decidir siquiera el contenido de la agenda. Porque la agenda es imposible si se quiere alcanzar un consenso capaz de ganar un referéndum.

Por mi parte, a día de hoy, veo yo tres frentes abiertos, aunque seguramente sean más. Y como hay que votar, al final, el texto en su conjunto, un simple vistazo a la teoría de juegos nos dice que es imposible obtener ninguna mayoría.

Veamos:

  • Monarquía sí o no. Dicen las encuestas que a día de hoy los españoles a favor de la monarquía son el 60% y los contrarios el 40%. Como supongo que algo de cocina y fogón chungo hay en ese dato, pongamos que estamos mitad a mitad.
  • Derechos negativos contra derechos positivos. Hoy el derecho a la vivienda y el derecho al trabajo significan que tienes derecho a que no te los quiten o no te los prohíban, ni siquiera por ley o sentencia, pero mucha gente quiere que se conviertan en derechos positivos: o sea, derecho a que te lo den. No es lo mismo el derecho a la vida, entendido como abolición de cualquier pena de muerte, al derecho a la vida entendido como renta básica, subvención y caricia en el lomo. Aquí no entro en porcentajes, pero el debate sería de órdago.
  • Organización territorial. Según tengo leído, el 28 % de los españoles, son partidarios de una España federal, el 34% de los españoles, partidarios de acabar con las autonomías o reducir sus competencias, y el 38%, de dejar el sistema como está. Ponedle a estos datos tres o cinco puntos arriba o abajo. Es igual. ¿Y dónde estamos? En un bonito callejón sin salida; con geranios y enredaderas si queréis, pero callejón sin salida al fin y al cabo.

Ahora, alguien que sepa un poco de combinatoria que pruebe a calcular los votos que tendría cualquier combinación propuesta... y luego veréis por qué a nadie se le ocurre en serio lo de reformar la Constitución.

Más que nada, porque ni hay mayoría ni se espera que la haya.

Para nada en absoluto. Así que así quedará todo. Como está. Atado y bien atado.

___Javier Pérez es un escritor leonés que ha ganado, entre varios, el premio Azorín en 2006 con La Crin de Damocles y ha publicado 16 libros. El último: Catálogo informal de todos los Papas en 2021.

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