Omaña: una comarca abierta a mostrar sus desconocidos tesoros

Puente medieval en Omaña

Abel Aparicio

Hay varias formas de adentrarse en la comarca de Omaña, todas ellas igual de aconsejables, igual de idílicas, pero había que decantarse por una y lo hice desde la Cepeda, quizá recordando que los pueblos regados por el río Ponjos en su día pertenecieron al señorío de la Cepeda. Para este artículo trazaremos el viaje en dirección sur-norte y posteriormente este-oeste hablando del Camino Olvidado a Santiago. Uno de los lugares que más recursos naturales puede llegar a ofrecer de toda la cordillera cantábrica tiene sello leonés. Conocerlo más que una obligación es un regalo.

Desde la Cepeda se llega a Omaña previo paso por el mirador de San Feliz, buen lugar para despedirnos de un territorio casi infinito con la catedral de Astorga, el Teleno, el cueto San Bartolo y la ribera del río Tuerto cómo parte de sus símbolos. Descendiendo por una carretera que se construyó hace apenas cuarenta años, se llega a La Garandilla, localidad que alberga el conocido de forma oficial como el Santuario de La Garandilla y de forma oficiosa como 'la Catedral de Omaña'. Según la documentación recogida, este templo data del s XVIII y fue construido sobre otro anterior del s XII Es aquí, cada 8 de septiembre, donde se celebra una romería que atrae a un gran número de personas provenientes de la Cepeda, la ribera del Órbigo y del resto de Omaña. Al poco de salir de la Garandilla nos encontramos con La Peña de La Fortuna. Un cartel nos explica como las personas que pasaban por aquí dejaban una piedra que trasportaban desde su lugar de origen. El camino del Escobio era paso obligatorio para los viajeros que se desplazaban hacia León y Astorga antes de que se construyera la carretera de León a Caboalles.

Jugando a enredarse con el río, la carretera se dirige hacía Riello, no sin antes indicar el desvío a Inicio, pueblo que albergaba uno de los marquesados más importantes del Reino de León. Desde Riello hasta Aguasmestas el recorrido será común con la segunda parte del viaje y es aquí, precisamente en la capital de este municipio donde nació, para el que escribe, uno de los más grandes poetas de nuestro tiempo. Hablo, claro, de Luis Miguel Rabanal, que desde el año 2011 tiene una calle con su nombre.

Recuerda a una mujer que le hablaba de luchas

con la sangre y de jóvenes hostigados

por la sombra de la tristeza,

de campos de nieve helada que retoman

la leyenda de un niño indefenso llorando

porque alguien se muere de una enfermedad horrible.

A la izquierda de Riello tenemos varias localidades, entre las que destaca Andarraso por su altitud (1421 msnm) y Rosales, por disponer de un cueto del mismo nombre y albergar una caseta antiincendios de forma circular. El siguiente punto clave en nuestro recorrido es la Ermita de Pandorado, icono de la comarca y punto de encuentro cada 15 de agosto de una romería que atrae a centenares de personas.

De Pandorado nos dirigimos a Aguasmestas, pero antes hay que pasar por Guisatecha, El Castillo y Vegarienza. Es, en este último pueblo, donde se ubica Casa Maxi, un local de obligada visita y que mejor que yo lo explicó en su día Emilio Gancedo. Aprovechando que el Omaña pasa por Vegarienza, decir que en Garueña, localidad situada a poco más de un kilómetro, se ubica la Casa de la Reguera, refugio en el que Rodrígo Martínez y Sergio García grabaron varias canciones, entre las que se encuentra esta 'Gracia del alma'.

En Aguasmestas, el río Vallegordo desemboca en el Omaña, y este es un buen momento para explicar la procedencia de la palabra con la que se conoce a la comarca. Según el lingüista Fernando Álvarez Balbuena, la raíz de la palabra la encontramos en Aqua Magna —«agua grande», río grande— que sería la antigua denominación del río que la atraviesa; es decir, el río prestó su nombre a la comarca y no al revés. Aqua magna > Oumaña > Umaña ~ Omaña

A menos de dos kilómetros de Aguasmestas se encuentra Cirujales, pueblo natal de la maestra Genara Fernández García, bautizada por el Franquismo como la Pasionaria de Omaña. Genara fue condenada a pena de muerte y ejecutada en el campo de tiro del barrio de Puente Castro de la capital leonesa el 4 de abril de 1941. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) exhumó sus restos y en un sencillo acto lleno de dignidad fue enterrada en su pueblo en julio de 2020 El programa de TVE Informe Semanal le dedicó un reportaje con motivo de la exhumación y posterior entrega de restos. Como pediría una de las Trece Rosas, Julia Conesa, que fue fusilada cuando aún no contaba con veinte años, que su nombre no se borre de la historia.

Río Omaña arriba atravesamos pueblos y pastos hasta alcanzar Senra, en cuyo cruce de caminos se encuentra el restaurante Cumbres de Omaña, que en verano, fechas señaladas y fines de semana conviene hacer una reserva, ya que la calidad de su comida provoca que en su comedor no quede una sola mesa libre.

Seguir la carretera que nos lleva directa al puerto de la Magdalena sin pasar por Murias de Paredes sería un error imperdonable. En primer lugar porque nos perderíamos lugares como el Molino del Camino, restaurado hace apenas un año en la carretera a Montrondo, el mismo pueblo de Montrondo y la ascensión al Tambarón (2.099 msnm). En segundo lugar porque no veríamos el puente medieval de tres ojos de Murias y uno de los mayores tesoros de la comarca, La Casona de los condes de Luna, del s XVIII.

La Casona alberga la oficina de turismo y es centro de recepción de visitantes de la Reserva de la Biosfera de Omaña y Luna. En palabras de Carmen Mallo Álvarez, alcaldesa de Murias de Paredes, “este no es un centro al uso ni un museo y muestra un espacio inmersivo con técnicas modernas que introduce al visitante en el papel de las personas que habitaron estas tierras tiempo atrás”. Otro de los proyectos en los que está implicado el ayuntamiento lleva el nombre de 'Siente Omaña', que Carmen describe como “el eje esencial de dinamización y atracción hacia el territorio, no solo por la promoción turística sino por toda la actividad social y participativa que lo rodea”.

De nuevo en carretera, nos dirigimos al puerto de la Magdalena, que en sus 1.434 metros de altitud se encuentra la ermita de la Magdalena, que será restaurada en próximas fechas, tal y como se anunció antes de verano. Una vez en el puerto, se desciende hasta la localidad de Los Bayos. Aquí se plantean dos alternativas, girar hacia la derecha a Babia o a la izquierda a L.laciana. Hacia Babia observamos el Alto de la Cañada y hacia L.laciana el Nevadín. Que cada cual tome su camino.

Camino Olvidado

Son muchos los caminos y variantes que nos llevan a Compostela. Uno de los más desconocidos hasta la fecha es el Camino Olvidado, que abarca desde Bilbao hasta Villafranca del Bierzo, punto en el que se encuentra con el Camino Francés. Tal y como puede versen en los diferentes paneles de este recorrido, fue empleado entre los siglos IX y XII y fue, junto a los caminos Primitivo y de la Costa, una de las rutas jacobeas más antiguas de las que se tiene constancia. La comarca de Omaña le da la bienvenida en el municipio de Soto y Amio, localidad esta en la que hace apenas dos semanas se estrenó el himno a Omaña y que contó con la colaboración del Instituto de Estudios Omañeses (IEO).

Si van sin prisa, no duden en acercarse a Lago de Omaña, una de las localidades trashumantes de referencia. Allí, si la encuentran, hablen con Violeta Alegre Natal, merece y mucho la pena. El relevo a Soto y Amio se lo da Riello, que tiene a Fasgar, en el municipio de Murias de Paredes. La etapa con inicio en esta localidad y final en Colinas del Campo de Martín Moro Toledano es uno de los parajes más maravillosos que una ruta jacobea puede ofrecer. Fasgar fue y es famoso por la calidad de sus patatas y debido a esto eran grandes las distancias que se recorrían para venir a buscarlas, como por ejemplo, desde San Román de la Vega, pueblo del que escribe estas líneas. Este pueblo, puerta de acceso al Bierzo y al pico Arcos del Agua, cuenta con albergue y restaurante.

Son muchas las personas que se olvidan que lo importante no es llegar, sino todo lo que vives, sientes y aprendes en el camino. Mi consejo, si me lo permiten, es que paren a hablar con las personas que allí viven y que sean ellos quienes les cuenten.

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