Adiós a un siglo de banco en el pueblo: Riello se despide de su sucursal entre triste e indignado

Vecinos de la comarca realizando sus últimas gestiones en la oficina bancaria. / C.J. Domínguez

Carlos J. Domínguez

Cuando dan las doce en la campana de la iglesia de Riello, a sus pies llega el coche de la Funeraria La Magdalena. Se baja un operario con una esquela en una mano y una grapadora en la otra. En el tablón de anuncios clava el folio mientras un hombre que sale del bar cercano le grita: “Tienes que traer nacimientos, hostia. ¡Qué racha!”. El papel anuncia que ha fallecido Inés Robla González, viuda de Manuel Fernández. Tenía 92 años.

Ocho años antes de que Inés naciera abrió a muy pocos metros de allí, en la llamada 'Casa de la viuda de Ulpiano', un robusto edificio de piedra, la primera sucursal del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de León. Tras mudarse dos veces de sede, siempre en la céntrica plaza en cuya fachada de la iglesia lució durante años en la década de los 80 la enorme pintada “Omaña Insumergible” ante la amenaza de la construcción un pantano, y después de haberse pasado a llamarse Caja España, después Caja-Duero y ahora sus restos diluidos en la andaluza Unicaja, este viernes 18 de marzo de 2022 la última entidad omañesa cerrará para siempre su puerta. Jamás volverá a abrir.

Será una de las 143 que la compañía clausurará hoy en toda España, en plena oleada de algo que se ha dado en llamar “exclusión financiera” como fenómeno y por aquí resumen como “putada”.

Por no quedar, no quedará ni el cajero automático que hoy, en la víspera del último adiós, se ha 'tragado' la tarjeta de una vecina. Ella pide ayuda un tanto desesperada entrando y saliendo, preguntando por la amable directora, Elena de Dios. Es jueves. Hay un trasiego inusual en el pueblo, porque se celebra lo que llaman “mercado”. En realidad, un único puesto de venta de verdura y fruta. Enfrente, la farmacia, no menos esencial. Por eso, la comarca leonesa de Omaña entera recala hoy en Riello. Hace frío bajo los últimos coletazos ocres de la calima sahariana. Los bares bullen. Y no se habla de otra cosa.

Jueves de bullicio, víspera del cierre

Riello es uno de los municipios más extensos y deshabitados de España y casi de Europa. 39 pueblos todavía con almas humanas, algunos como Ceide sólo con un paisano estable ya, pero con una densidad de población bajo cero: 2,61 habitantes por kilómetro cuadrado.

Por compras, por negocios, pago de recibos, por ir a por medicinas o simplemente por coincidir, charlar y romper el silencio de los días, casi todos se ven hoy jueves en el pueblo.

De hecho, delante de la sucursal de Unicaja Banco, pared con pared con el bar Villamor, detrás de la mujer que ha perdido su tarjeta tras la ranura del cajero, hay hasta cinco personas esperando para realizar variopintas gestiones.

Les saluda al pasar un matrimonio que, igual que todos, se lamenta y se resigna a parte iguales por un cerrojazo que saben histórico. “Aquí ya no nos manifestamos porque no somos ni gente suficiente”, dice ella, “y eso que es una gaita que no nos dejen ni el cajero automático”. Su marido le replica que “no sirve de nada, es una decisión que toma el consejo de administración de una empresa, con todo el derecho del mundo, y punto”.

Siete localidades en la última lista. Y vendrán más

Sentimientos contradictorios idénticos a éstos recorren hoy punta a punta la provincia de León, asolando aún más los ánimos de la envejecida población rural leonesa. Porque desde este viernes ya jamás abrirán tampoco las sucursales de Sabero, de Ciñera, de San Miguel de las Dueñas, de Cubillos del Sil, Palacios del Sil y Pobladura de Pelayo García.

Como excepción, la oficina de Sahagún sale ganando con otros últimos recortes, ya que asumirá el servicio de las cercanas localidades de Villada y Cisneros en la Tierra de Campos palentina.

En Riello, Magdalena Villa, la cartera que lleva cinco años encargándose del reparto de Correos y conoce a todos los moradores de Omaña por el nombre, se pregunta lo que todos: ¿Qué va a hacer esta gente sin el banco, toda tan mayor? Algunos están muy cabreados“.

Señala a algunos que, como Francisco Rodríguez Llamas, Paco, vecino sin coche propio ni quien le lleve, del pueblo de Inicio, suma ya casi 50 minutos de espera a la intemperie ante la otra sucursal que sobrevivirá por ahora, la de Abanca. Ésta hace tiempo ya que sólo abre unas pocas horas exclusivamente los jueves por la mañana.

Cuando este banco era la Caixa Galicia y hace 30 años la localidad tenía más del doble de población que ahora, les atendía tras el mostrador Cipriano Elías Martínez. Nadie olvida al entrañable 'Pano', al que luego eligieron alcalde y que más tarde fue durante décadas el mandamás en la sombra de la Diputación. Él, manejando los hilos de las inversiones en todos los pueblos leoneses, puso a Riello en el mismo mapa en el que hoy se diluye lentamente.

“Yo lo de las cuentas lo saco pero ya”

La empleada de Correos desvela que Paco compró piso en León capital. Y “dice que se tendrá que ir del pueblo para allí” si el banco cierra. Es un hombre que suma 78 años y es puro nervio. Por eso casi grita que la situación es “¡totalmente vergonzosa, joder!” y tiene claro que “yo lo de las cuentas lo saco pero ya”, dispuesto a abrir una en Caja Rural “si abriera en un local que tienen aquí, que ojalá”.

“Esto se decide en Málaga”

El actual alcalde, Manuel Rodríguez (PP), aunque resignado porque es consciente de que “ahora esto se decide desde Málaga y se seguirán cerrando más”, sí defiende que entre los ahorros y demás servicios de los vecinos de toda la comarca, Unicaja “volumen de negocio tenía” para mantener abierto.

Sobre todo porque, como recuerda el regidor, la de Riello era la única sucursal que quedaba ya entre los 56 kilómetros que separan las últimas oficinas y cajeros que resistían, desde Villablino a La Magdalena. Casi una hora llevará ahora en coche viajar de una a otra. Por el camino antes cerraron San Emiliano, Cabrillanes y la última Murias de Paredes, entre las comarcas de Omaña y de Babia. Una lenta agonía bancaria de 20 años.

Defiende el mandatario que el municipio, aunque epicentro del noroeste español de la traída y llevada 'España Vaciada', es aún “un centro de servicios”. “Tenemos el Juzgado, que abarca a ocho municipios; los agentes forestales, con ocho guardas y la oficina comarcal aquí; la Unidad Veterinaria que atiende a todos los ganaderos; la unidad pastoral, con el párroco que atiende y vive aquí; la residencia de ancianos; la sede de la Reserva de la Biosfera; Protección Civil con 20 voluntarios que se encarga desde la nieve a los incendios. ¡Ah!, y el Colegio Rural Agrupado, que es un lujo, con 12 niños, dos maestras fijas y las itinerantes para impartir otras asignaturas, con actividades extraescolares que ponemos desde el Ayuntamiento, como lucha leonesa e inglés, también para las madres. El transporte se hace en tres taxis. Y el comedor, en el restaurante, nada de línea fría. Calefacción de suelo radiante, duchas, gimnasio... ¿Qué más podemos hacer?”, pregunta sin esperar respuesta.

Poco, sin embargo responde una de las empleadas de la gasolinera local. Porque teniendo a partir de ahora que “bajar a La Magdalena”, la oficina de Unicaja que quedará más cercana, todo resulta mucho más difícil, sobre todo para “personas tan mayores y muchas sin carné (de conducir)”. Y no sólo eso: “Aquí hay empresas, es que necesitas cambio, cualquier gestión, en la gasolinera, los bares, muchas casas rurales, los ganaderos la PAC, ¿y qué hacemos?”.

El corte de luz de un “chaval” de 70 años

No alcanza a ser suficiente la paciencia y buena voluntad sin límites de Conchi, la funcionaria municipal a la que muchos acuden para pagar recibos y otras gestiones online a que abocan los bancos, y ya muchas administraciones. Paco 'el de Inicio' recuerda el sangrante caso de “un chaval” de su pueblo. Un chaval “de 70 años”, eso sí. “Vive solo, no pagó la luz y dos meses después se la cortaron. Le llamaron, que si pagaba se la daban rápido. Vino y que no se lo domiciliaban, no sé por qué. Y lo acabó resolviendo en el Ayuntamiento. Es lo que nos queda”, y mira al cielo mientras lo reza.

Son casos que el alcalde sabe que con el cierre de la sucursal se dificultarán hasta el extremo. Aunque la Diputación leonesa, de cuya Corporación él también forma parte en la oposición por el PP, haya anunciado un doble plan: por un lado, convertir a los 160 carteros rurales de Correos en 'oficinas con patas', según un acuerdo firmado ayer mismo, para poder obtener efectivo avisando con un día de antelación e incluso pagar los impuestos provinciales; por otro, contratar a una empresa que transporte un cajero móvil por tantas comarcas leonesas ya sin bancos, como el exitoso servicio de los bibliobuses, pero con billetes y pago de recibos en vez de novelas. Rodríguez malicia que “no servirá de nada”, que “no funcionará, tendría que ser un vehículo blindado, vigilado con seguridad... Muy difícil”.

El mapa de cierres... y más de abril a junio

Algo hay que hacer, sin embargo. Porque las siete sucursales que cierran hoy en León para siempre jamás son la punta de un iceberg que esconde muchas otras entidades que han dado la espantada en León en los últimos años, como BBVA, Sabadell-Herrero, Santander o Caixbank.

Sólo en Unicaja Banco, la más implantada en la provincia por haber tenido el germen de la histórica caja leonesa, el último ERE pactado tras la integración de Liberbank selló a nivel nacional 1.513 despidos o bajas incentivadas (finalmente 89 de ellos en León) y la clausura de 395 sucursales. Pero a los siete cierres de hoy se sumarán nuevos recortes provinciales. En concreto, el sindicato CSIF habla de otras 40 oficinas menos en Castilla y León entre los próximos meses de abril y junio. Nadie sabe a quién le tocará el próximo 'hachazo'. Pero por si acaso, todas comarcas leonesas están poniendo las barbas a remojar, como dice el refrán.

El desánimo no llega por un único frente. Se suma a la pérdida de muchos otros servicios esenciales en los pueblos, desde el desabastecimiento de alimentos por el cierre de ultramarinos y el fin de algunas rutas de tenderos itinerantes, a, por supuesto, la sanidad. Son muchos dos años de consultorios médicos rurales cerrados a cal y canto o, en su defecto, sin personal médico. Una tendencia ya de tiempo atrás pero que la pandemia de covid ha rematado y dejado de momento en una atención a la demanda y con exclusiva cita previa.

Bancarrota emocional

Dentro de la oficina de Riello, entre un ambiente de emotiva normalidad y algunas cajas de cartón dispuestas sobre las mesas para la definitiva mudanza, los últimos clientes se despiden de las dos empleadas que cada día venían de la oficina de La Magdalena.

Dice Paco que Elena de Dios, la directora, que nació aquí y vive en su casa de toda la vida de Riello, “tiene un disgusto...”. No puede terminar la frase.

La centenaria sucursal omañesa, tan antigua que fue “la número 23 de La Caja”, recuerda el alcalde, ha sido siempre una parte especial de la dura vida de este municipio. Hasta hoy. El día en que gana la banca pero quedan en bancarrota emocional todos los vecinos que quieren seguir arraigados en su tierra, de cuyos surcos arrancaron el dinero, poco o mucho, que les queda.

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