A León no le va bien pero, ¿cuándo empezaron a ir las cosas mal?

Derrumbe de las dos torres de refrigeración de la central térmica de La Robla la pasada semana. // Campillo / ICAL

Elisabet Alba

“Que la provincia de León está mal lo sabemos todos, igual que sabemos que no se ha hecho nada para cambiarlo. Hay libros de especialistas publicados, más de cien planes estratégicos que componen un diagnóstico mínimo para tomar medidas y una Mesa por León que nació muerta”, así de tajante se muestra la decana-presidenta del Colegio de Economistas de León, Nuria González Rabanal, que también fue elegida miembro del comité asesor del organismo que reconoce a este medio que “hace más de siete meses que no hablo con Humildad Rodríguez (la directora)”. Tanto ella como el 36 años profesor de Economía en la Universidad de León Julio Lago Rodríguez valoran que hay motivos más que suficientes para que la gente salga a la calle este jueves 12 de mayo, movidos por el hartazgo que produce ver pasar los años y cómo la provincia parece estar cada vez más inmersa en una espiral de retroceso en la que no se ve final.

Si la situación actual es mala, en algún momento tuvo que ser buena. ¿Cuál fue el punto de inflexión en el que las cosas empezaron a cambiar para peor en León? ILEÓN analiza cómo ha sido la evolución de la provincia en las últimas décadas para descubrirlo y nos hemos encontrado con divergencia de opiniones para justificar una misma realidad, además de dar con la excepción que confirma la regla, un empresario hecho a sí mismo, que empezó de la nada hace cincuenta años y sigue expandiéndose. José Luis Prada, de Prada a Tope, asegura que la clave es tener la mirada puesta siempre en el horizonte, sin marcarse una meta fija, sabedor de que cuando llegas a esa línea te conformas con haberlo conseguido y dejas de luchar por mejorar.

La tendencia demográfica, el termómetro de la 'mala' salud de León

La tendencia demográfica es un buen termómetro, para Julio Lago Rodríguez, de la salud de un territorio porque marca su “vitalidad”. En ese sentido, destaca un año concreto en las series del Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir del cual empieza el empeoramiento progresivo de León. No solo hasta hoy, también en las proyecciones que hace para los próximos cinco años.

Julio Lago Rodríguez: En 1983, León tenía unos niveles satisfactorios de población y una posición intermedia en el país, pero a raíz del cambio del marco territorial y su entrada a formar parte de Castilla y León cambia la tendencia

“En 1983, León tenía unos niveles satisfactorios de población y una posición intermedia en el país, pero a raíz del cambio del marco territorial y su entrada a formar parte de la nueva Comunidad Autónoma de Castilla y León cambia la tendencia”, explica a este medio. Hasta 2002, la provincia leonesa era la que más población tenía de las nueve que hoy conforman la administración autonómica, y a partir de ese año pierde el liderazgo en favor de Valladolid. La resta ha sido continuada, “con algunos años de contención y alguno de crecimiento ligero”, señala. En 2001, un año antes de perder el liderazgo autonómico, León baja del umbral psicológico del medio millón de habitantes. Y el pasado 2021, veinte años después, “perdimos el umbral psicológico de los 450.000 habitantes”.

Es cierto que hay un periodo entre 2002 que entró en vigor el Euro y hasta 2008 que estalló la burbuja inmobiliaria en el que “León se contagia de la bonanza económica del país y la tendencia de empeoramiento fue menos grave, pero desde 2008 hasta hoy la caída demográfica ha sido mucho más acentuada”. A esa crisis demográfica hay que sumarle, además, una específica que atravesó la provincia de León y que no tuvieron otros territorios, la del carbón.

La minería de carbón: época dorada y bajada a los infiernos

El carbón hizo de León una de las provincias motor de toda España por la producción energética. Marcó una época dorada que ayudó a que Ponferrada fuese la 'ciudad del dólar' y Villablino “Las Vegas”. El resto de territorios leoneses que no extraían el mineral, producían y suministraban a las comarcas mineras los bienes y servicios que necesitaban. “Había dinero fácil. Mucho, y se gastaba con la misma facilidad”, recuerda el empresario berciano José Luis Prada. “Nos iba muy bien cuando las minas estaban trabajando a todo trapo, pero no supimos hacer otra cosa porque hubo quien quiso creer que nunca se acabaría”, sentencia González Rabanal.

El sector dejó pagas “grandes” y muchos prejubilados y jubilados que “se fueron a León y al sur de España con esos sueldos que se ganaron aquí”, dejando “pobreza y miseria. Mierda”, sentencia Prada. “Ahora, Laciana es un erial”, lamenta González Rabanal. Las tres voces de este análisis coinciden en que precisamente el declive de la provincia de León y la bajada a los infiernos va en paralelo a las crisis del carbón, el cierre de la minería y la falta de alternativas que no compensan el vacío que se quedó. “No hay continuidad ni recambio y hemos perdido gente muy valiosa, de mucho talento, de los cuales una amplia mayoría están fuera de la provincia”, concluye Lago.

¿Quién tiene la culpa?

La búsqueda de los culpables de la situación ha sido el punto más conflictivo y en el que más divergen los analistas de este artículo. “En el 83, León perdió capacidad de gestión y decisión, otros toman las decisiones por nosotros; interlocución, voz propia para exponer nuestros problemas; y visibilidad, quedamos ocultos casi hasta borrarnos del mapa”, ve claro Lago. Es por ello que, entiende también, que “León hubiera defendido mejor el carbón si no estuviéramos en Castilla y León”, haciendo especial hincapié en que la Junta “no adicionó las ayudas Miner. Se ahorró de los presupuestos lo que le tocaba a León, porque llegaban fondos del Estado y de Europa, y lo invirtió en otras provincias”. No obstante, no resta su cuota de responsabilidad al Gobierno central. “Los incumplimientos de ambas administraciones superiores con León no tiene nombre y la ciudadanía no lo castiga en las urnas, que es el único lenguaje que entienden los políticos”.

Es precisamente en este último aspecto en el que coincide con él González Rabanal. “Ni el Gobierno de España ni el Castilla y León han sabido o querido interpretar la peculiaridad de la provincia”, pero señalando también la “falta de cohesión política e institucional que hay dentro de la propia provincia. Hay veces que no hace falta que nadie de fuera nos haga nada que ya nos hacemos la zancadilla nosotros mismos”, por lo que “no hay que culpar a Valladolid de todo lo que nos pasa”.

Nuria González Rabanal: Tenemos gente muy mediocre que se rodea de otros mediocres, y la mediocridad asfixia el talento. Los políticos han hecho de la política su medio de vida y no tienen vocación pública ni de servicio

En ese sentido, argumenta que “tenemos nuestra cuota de responsabilidad” por “tener gente muy mediocre que se rodea de otros mediocres, y la mediocridad asfixia el talento. Los políticos han hecho de la política su medio de vida. Se lanzan a la estratosfera, se suben en unos globos que viven muy alejados de la realidad, totalmente al margen de la sociedad y hay que saber volver o tener dónde volver. No tienen vocación pública ni de servicio”. Para la decana-presidenta del Colegio de Economistas de León, los políticos “en cuanto algo los compromete, desaparecen”, según ella porque “hay cosas vitales para la provincia pero que nadie las hace porque no dan votos. Los votos se concentran en los grandes núcleos urbanos, si el voto rural ponderase por cinco la realidad sería diferente” y, para eso, “falta compromiso con el territorio y vocación de servicio público”.

El berciano José Luis Prada empieza purgando responsabilidades por quienes lo rodean. “Nos inunda la desidia, que es la consecuencia de la abundancia del carbón y el buen clima que tenemos, que aquí se da todo”. Para él, “para que las cosas cambien tiene que haber necesidad total y hay que ponerse a currar”, porque “la gente es muy vaga. Se piensa que todo tiene que dárnoslo hecho la administración. Por eso estos pueblos no crecen porque el progreso de verdad que tenemos por delante pasa por el esfuerzo de todos, no de grandes inversiones. Si hubiera 100 Pradas, si hubiera solo 10 Pradas en el Bierzo, no estábamos así. Falta unión. El Bierzo se hace fuerte cuando hay muchos tirando del carro”.

En búsqueda de la 'solución'

Prada habla de lo que conoce, que es el Bierzo y su medio siglo dedicado al vino, a la industria de transformación de los productos de calidad de la comarca leonesa como la castaña o los pimientos asados, y la puesta en marcha desde cero de La Moncloa de San Lázaro y el Palacio de Canedo, buques insignia todavía a día de hoy de la hostelería y el turismo en la comarca. Y para referirse al futuro, echa la vista al Aquiana, como algo que ve lejano, inalcanzable, siempre como una fase de superación.

José Luis Prada: Cuando era alcalde de Cacabelos, en el 83, Rodolfo Martín Villa me convenció para que apoyara la creación de la Autonomía. Decía que era bueno crear una Comunidad grande, fuerte, pero ahora creo que me equivoqué. La Autonomía no fue fuerte nunca, ni lo es ni lo será

“Si vienen grandes empresas, que vengan, pero que no deterioren lo que tenemos. La belleza del Bierzo es el futuro de León. Tenemos que recuperar la búsqueda de la perfección de eso que tenemos para sacarle beneficio económico y el dinero a la gente que viene de fuera”, subraya, reconociendo que quizá que la provincia esté dentro de la Comunidad Autónoma de Castilla y León no le beneficia. “Cuando era alcalde de Cacabelos, en el 83, Rodolfo Martín Villa me convenció para que apoyara la creación de la Autonomía. Decía que era bueno crear una Comunidad grande, fuerte, pero ahora creo que me equivoqué”, entona el mea culpa: “La Autonomía no fue fuerte nunca, ni lo es ni lo será”.

Por ello, Julio Lago Rodríguez reivindica un 'León solo', porque no hay una sola comarca de la provincia a la que le vaya bien. “El empeoramiento es generalizado. No hay ningún sitio al que le vaya bien”, a lo que añade que “sin cambio de marco autonómico no hay futuro ninguno”, dejando la puerta abierta a que Zamora y Salamanca se adhieran o no a la petición de la Autonomía 18.

Una teoría compartida a medias por González Rabanal, quien valora que “posiblemente estemos padeciendo las consecuencias de estar en una Comunidad en la que no nos sentimos socios, con el añadido de que la realidad no es la misma en todas las comarcas de León. Tenemos, por así decirlo, nuestra propia comunidad autónoma dentro de la provincia”, sosteniendo al mismo tiempo que “León solo ahora mismo no va a ninguna parte” por “cuestión de egos y de falta de compromiso” de los representantes públicos. Para ella, “la carta que tiene que jugar León es retorcer brazos hasta que las cosas se consigan, estando dispuesto a no salir elegido en las siguientes elecciones”.

Los tres ven “razones sobradas” para secundar el paro de 12 a 13 horas de este jueves 12 de mayo y sumarse a las manifestaciones que se harán a las 20 horas con carácter simultáneo en León, Ponferrada y Villablino“.

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