Cuatro proyectos fallidos y un culebrón: el Campus de Ponferrada se acerca a medio gas al cuarto de siglo

Campus de Ponferrada de la Universidad de León campus del bierzo

César Fernández

El Campus de Ponferrada estaba a estrenar. Y ya entonces se hablaba de una inminente Residencia de Estudiantes que casi un cuarto de siglo después todavía no ha pasado de los titulares de la prensa. Cristina Gaspar vino de Zamora para formar parte de la primera promoción de Ingeniería Agroalimentaria en octubre de 1996. Y a falta de colegio mayor (como habrían deseado sus padres), se alojó durante ese primer curso en una habitación del entonces Hotel Conde Silva (actual AC), lo mismo que hicieron otros siete compañeros. “Recuerdo empezar con mucha ilusión, más que por estrenar un Campus, por la novedad que suponía esa carrera”, rescata para explicar cómo dejó a un lado su preferencia inicial por la rama sanitaria para embarcarse en una titulación llamada a surtir de profesionales a una tierra que por entonces despegaba con la consecución de sellos de calidad.

La berciana Cristina Rivas no tuvo que pensar en el alojamiento. “Había mucha ilusión”, coincide en destacar otra de las primeras alumnas de Ingeniería Agroalimentaria. La carrera componía junto a Ingeniería Forestal la oferta inicial de los entonces denominados Centros Universitarios de Ponferrada, un anhelo que la sociedad berciana hizo realidad a fuerza de renuncias y consensos, los de ceder por el bien común hasta derivar para su primera fase hasta 36 millones de euros del Plan del carbón empleados en la causa de la reactivación de las cuencas mineras con un proyecto de conjunto para la comarca que se emplazaba en las instalaciones del antiguo Hospital Camino de Santiago.

La perspectiva de los primeros alumnos no era de tan largo alcance. Su interés residía en afrontar un paso vital importante, un salto que fue menor de lo esperado en un Campus donde primaba “la cercanía y la familiaridad”. “A mí en el colegio me trataban por el apellido y en el Campus lo hacían por el nombre”, ilustra Cristina Gaspar, quien, con la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, considera que se le podría haber sacado más jugo a los laboratorios para las clases prácticas. “Las clases teóricas no llegan a los alumnos”, dice con su experiencia como profesora del Ciclo Formativo de Grado Medio de Técnico en Aceite de Oliva y Vinos del Colegio La Inmaculada de Camponaraya desde 2002, un año después de que lo hiciera Cristina Rivas.

¿Cómo se explica que una titulación tan ligada a la comarca como Ingeniería Agroalimentaria acabara cerrando? Hay en El Bierzo una falta de concienciación del trabajo en el sector primario. Le falta orgullo. No nos creemos lo que tenemos, sugiere la antigua alumna Cristina Rivas

Las dos encontraron un hueco laboral en su rama de estudios, como la mayoría de sus compañeros de promoción antes de que la titulación fuera perdiendo fuelle hasta que en el año 2013 se tomara la decisión de eliminar los estudios. ¿Cómo se explica el cierre de una titulación muy ligada a un sector llamado a ser una de las patas de la reconversión económica derivada del progresivo declive de la minería del carbón? Gaspar y Rivas dicen tener más sensaciones que argumentos sólidos. “El campo es una lucha constante. Lo estamos viendo ahora (en alusión a las tractoradas de estos días pasados en León y Ponferrada). Y quizá se tendría que haber seguido luchando para no quedarse estancado”, señala la primera. “Hay en El Bierzo una falta de concienciación del trabajo en el sector primario. Le falta orgullo. No nos creemos lo que tenemos”, aporta la segunda.

Auge y caída de la Escuela de Cine

Con mucha ilusión había empezado también la Escuela de Cinematografía y Artes Visuales en 2001. Al alicantino con ascendencia berciana Luis Ángel Pérez le sonaba tan raro que en la tierra de su familia materna brotara una Escuela de Cine sin que lo hubiera hecho antes en Valencia que dejó pasar la primera promoción. “No le hice caso. Pensé que podría ser más un taller o una actividad similar que una titulación”, confiesa. Tras informarse sobre el profesorado y el programa educativo, quiso dar vuelo a su vocación y se matriculó en la segunda promoción, la última que llenó las plazas ofertadas por la Universidad de León en unos estudios gestionados por la productora Maxinema.

El índice de matrícula bajó notablemente en la tercera promoción. Y en noviembre de 2004 dimitió su director honorífico, el cineasta Gonzalo Suárez. “Había falta de información al alumnado. Se decían cosas que no cuadraban. Había una sensación de dejadez con la excepción de algunos profesores. Y luego ya el nivel del profesorado no fue el que era al principio”, considera para añadir una segunda razón. “La matrícula era más cara que de la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid)”, dice Pérez, que pudo asumir ese desembolso de mejor manera dado que empezó residiendo en casa de sus abuelos maternos en Sésamo. En este análisis de las causas de la pérdida progresiva de alumnos, este director de Fotografía premiado recientemente por su trabajo en 'El crack cero' reconoce una cierta “sensación de desamparo” por parte de la Universidad de León hasta tener la impresión de “estar en un instituto o en una universidad medio privada”.

A las recurrentes polémicas por la incumplida aspiración de homologar los estudios le resta trascendencia. “Había alumnos que le daban mucha importancia al título. A mí nadie me lo ha pedido en los 17 años que llevo trabajando en el sector”, matiza sin obviar cierto recelo hacia un modelo de negocio que se prestó a ciertas suspicacias, incluso por la gestión de un aparataje e instalaciones de primer nivel que, al cierre de la Escuela en 2008, fueron utilizadas por estudiantes de los ciclos audiovisuales de Formación Profesional de Ponferrada.

Hubo voces que achacaron parte de las causas del cierre de la Escuela de Cine a la falta de una titulación homologada. Pero a mí nadie me lo ha pedido en los 17 años que llevo trabajando, dice Luis Ángel Pérez, director de Fotografía de 'El crack cero'

La Escuela de Cine no consiguió el proclamado objetivo de descentralizar una industria que pivota sobre muy pocos ejes en España. Pero sí logró sacar al mercado profesionales que, especialmente en una primera etapa, encontraron acomodo en el mercado. “Yo a los once días de acabar ya estaba trabajando. Pero hay que decir que coincidió con un momento en el que el gremio del cine estaba muy boyante. Luego, sobre todo a partir de 2009, ni la mejor escuela de cine de Nueva York habría logrado sacar tantos profesionales”, señala por teléfono en un rato entre compromisos de localizaciones y rodajes de producciones y series de televisión entre Sevilla y Madrid.

La 'reinauguración' del Campus ocho años después de su estreno

Pudo ser el del cierre de la Escuela de Cine el primer bofetón de realidad del Campus Universitario de Ponferrada, que, no obstante, ya antes había vivido envuelto en polémica episodios como la 'reinauguración' de las instalaciones en marzo de 2004, maximizada por coincidir con la campaña de las elecciones generales y apenas un par de meses antes de los comicios en los que Ángel Penas revalidaría mandato en el Rectorado frente a José Ángel Hermida, que le sustituyó desde 2008, eliminó la figura del vicerrector para El Bierzo y cerró su etapa en 2016. En esa fecha tomó el relevo el actual rector y candidato a la reelección, Juan Francisco García Marín, que se enfrentará el próximo jueves 12 de marzo a Juan José Fernández.

¿Cuál ha sido la consideración que los distintos equipos rectorales han tenido hacia el Campus de Ponferrada? “Han sido muy centralistas. Sólo han pensado en León. No han apostado realmente por los proyectos del Campus”, censura el responsable de Enseñanza de la Unión General de Trabajadores en El Bierzo, Manuel Rey, para quien la Universidad de León “hizo el ridículo” con la Escuela de Cine. Las instalaciones bercianas, apuntilla, “han sido víctimas de los períodos electorales”, en forma de promesas que, en muchos casos, no acabaron de materializarse.

La Escuela de Turismo también cayó tras la aplicación de Bolonia

La Universidad de León ha sido muy centralista. Sólo ha pensado en León. Y no han apostado realmente por los proyectos del Campus, denuncia el responsable de Enseñanza de la UGT en El Bierzo, Manuel Rey

El caso es que algunos proyectos incluso le vinieron dados a la ULE, que a mediados de la década de los 2000 asumió como entonces diplomatura la Escuela de Turismo que desde hacía años funcionaba en el Centro de Estudios Mercurio, en pleno casco antiguo de Ponferrada. De nuevo otro sector llamado a la causa de la reconversión económica de la comarca tenía un respaldo universitario, que acabó cayendo escudándose en la reforma educativa planteada con la adaptación de los estudios al nuevo marco de Bolonia en mayo de 2014.

La Escuela de Turismo fue en Ponferrada cantera de decenas de profesionales que pueblan hoteles o agencias de viaje de la zona. Pero también supuso un recurso educativo para quienes le sirvió como trampolín hacia otros estudios superiores. Así fue en el caso de la berciana María Majón, que acabó completando su formación con otros dos cursos para acabar en Segovia como licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, una oportunidad ahora cercenada para jóvenes de la tierra obligados a marchar por la escasez de titulaciones universitarias en Ponferrada.

Majón, que ahora trabaja en publicidad y televisión y cuenta con una agencia de talentos digitales, marketing de contenidos y management, formó parte de la penúltima promoción de la Escuela Universitaria de Turismo de Ponferrada, un centro de alguna manera 'satélite' al radicarse fuera del entorno del Campus. Y no encontró apoyo de la Universidad de León cuando quiso buscar la forma de cursar un año de los estudios en Lisboa a través de una beca Erasmus. “Me lo tenía que buscar yo”, lamenta para apostar por la implantación de carreras “con más acogida” como las vinculadas a las nuevas tecnologías digitales para sacar de la atonía al Campus.

La vida efímera del Instituto de la Viña y el Vino

Y es que los proyectos más cercanos al terruño no acabaron de cuajar. Con Ingeniería Agroalimentaria ya cuesta abajo, la Universidad abrió en 2009 el Instituto de la Viña y el Vino para responder a la pujanza de sector que ya entonces contaba con amplio abanico de bodegas adscritas al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo. “Desde los romanos, el vino nunca ha dejado de estar de moda”, dijo en su inauguración su director, Enrique Garzón. Apenas dos años después cerró para trasladarse a León.

La crisis económica y la pérdida de una subvención de un millón de euros para equipamiento fueron la puntilla en un argumentario justificativo del traslado en el que también entraron en juego una supuesta falta de implicación del sector privado y público de la comarca. “El vino es un sector pujante en El Bierzo, cada vez hay más bodegas y por eso pedimos a la Universidad que reconsidere la decisión”, dijo entonces el de aquella portavoz de la agrupación de bodegas Autóctona, Víctor Arroyo, en declaraciones a Diario de León.

La Residencia Universitaria, que ya estaba en el horizonte al principio, vuelve a protagonizar la campaña electoral, cuando el Campus está muy lejos de los entre 2.000 y 2.500 alumnos fijados en su día por el rector Penas como objetivo para hacerla viable

Detrás de estos proyectos fallidos puede subyacer en algunos análisis la disfunción entre el modelo de gestión universitaria y la propia dimensión y estructura característicamente minifundista de una comarca plagada de pequeñas iniciativas en la que, además, el prestigio del sector primario cayó en picado cuando se fiaron todas las cartas a la rama industrial hasta mermar la profesionalización del trabajo en el campo. La relación entre la Universidad y la empresa siempre ha sido también un caballo de batalla de los diferentes planes educativos españoles. Y el último ejemplo negativo ha sido el Máster de Viticultura, Enología y Gestión de Empresas Vitivinícolas, que ha reducido notablemente su matrícula en su segundo curso en vigor.

La Residencia Universitaria de nunca empezar

Antes de concluir sus estudios de Ingeniería Agroalimentaria, Cristina Gaspar ya había empezado a hacer prácticas en el sector vitivinícola de la comarca con una incursión posterior por la fruticultura a través de Cofrubi. Para entonces el Campus del Bierzo había sumado sus principales activos, Enfermería y Fisioterapia, una rama sanitaria ahora potenciada con la incorporación de Podología. En cualquier caso, nunca se acercó a los entre 2.000 y 2.500 alumnos (empezó el curso en septiembre con apenas 570 matrículas) marcados como cifra razonable en su día por el rector Penas para afrontar la puesta en marcha de una Residencia Universitaria, por lo que desde entonces ha pesado una visión escéptica sobre la viabilidad de esta infraestructura.

El pasado mes de mayo, apenas unos días antes de las elecciones municipales y autonómicas, el Ayuntamiento de Ponferrada, la Junta de Castilla y León y la Universidad de León firmaron un acuerdo por el que se comprometían a abrir una Residencia Universitaria en el plazo de dos años. El lugar elegido era la Escuela Hogar, curiosamente un emplazamiento ya sugerido desde ámbitos de la inspección educativa cuando esta instalación comenzó a decaer en la década anterior.

Como era previsible, la cuestión ha entrado de lleno en una nueva campaña electoral con pronunciamientos sobre la posibilidad de llevar al entorno del Campus una Residencia Universitaria por la que hace ya casi 25 años habrían suspirado los padres de Cristina Gaspar.

Etiquetas
stats